El inventor holandés Boyan Slat y su equipo llevan cuatro semanas intentando limpiar la gran isla de basura del océano Pacífico con un flotador gigante en forma de U. Hasta ahora, los resultados de este ambicioso proyecto han sido ambivalentes.

La organización The Ocean Clean Up, que ejecuta este sistema de limpieza pasiva apodado Wilson (o Sistema 001), ha comenzado a recoger algunos de los 1,8 billones de piezas de plástico que hay en la isla de basura, pero parte del plástico está saliendo nuevamente al océano. Originalmente, un barco debía recoger el plástico con regularidad y llevarlo a tierra firme para su reciclaje.

“Han pasado cuatro semanas desde que implementamos el Sistema 001 en la gran isla de basura del Pacífico. En este momento, hemos observado que el plástico se está saliendo del sistema una vez que se recolecta, por lo que estamos trabajando en las causas y soluciones para remediar esto», escribió Slat en el sitio web del equipo.

«Debido a que este es nuestro sistema beta, y esta es la primera implementación de cualquier sistema de limpieza del océano, nos hemos estado preparando para las sorpresas», indicó.

Una posible solución podría ser expandir el flotador en forma de U para permitir que se mueva más rápido y se sujete al plástico.

Wilson consiste en un flotador de 600 metros de largo que se asienta en la superficie del agua y una pantalla de tres metros de profundidad que cuelga hacia abajo y evita que el plástico se salga del sistema. El sistema puede compararse con el comportamiento de las costas; utiliza las olas, las corrientes y los vientos para adoptar una forma de U y atrapar el plástico en su centro.

El sistema es una creación de Slat, quien fue nombrado Campeón de la Tierra de ONU Medio Ambiente en 2014 y hace cinco años creó The Ocean Cleanup en su ciudad natal de Delft.

Una posible razón para que el plástico no permanezca dentro del flotador podría ser que Wilson se está moviendo muy lentamente; para que funcione correctamente, debe estar viajando continuamente más rápido que el plástico. Otra hipótesis es que la fuerza del viento podría hacer que ambos extremos del flotador vibren, contrarrestando la fuerza del viento, ralentizando el sistema y expulsando el plástico.

Una solución podría consistir en ampliar el tramo del flotador en forma de U de 60 a 70 metros.

“Actualmente, la atención se centra en ampliar el alcance del flotador como una primera modificación, para lo cual tenemos todas las herramientas disponibles a bordo del buque. Mientras estamos ocupados implementando esta primera solución, nuestro equipo continúa analizando más datos y probando soluciones alternativas hasta que el sistema esté completamente operativo», dijo el equipo.

El tramo se ampliará alargando gradualmente las líneas de cierre que mantienen el sistema en forma de U. El equipo tendrá que trabajar lentamente para evitar afectar la capacidad del sistema para girar rápidamente cuando cambia el viento.

Si esta solución no funciona, el equipo probará soluciones alternativas para cumplir con su misión de librar a los océanos de la marea de plástico que pone en peligro la vida de las especies marinas.

Cada año, al menos 13 toneladas de plástico se filtran en nuestros océanos. Eso equivale a verter en el mar un camión lleno de plásticos cada minuto. Además de contaminar nuestras playas y costas, la basura marina plástica se acumula en cinco islas de basura en todo el mundo.

En 2017, ONU Medio Ambiente lanzó su campaña Mares Limpios para inspirar a los gobiernos, las empresas y las personas a tomar medidas contra la contaminación por plásticos. Las soluciones a este desafío global van desde impuestos que gravan las bolsas de plástico, prohibiciones a las pajitas y otros artículos desechables, hasta la inversión en instalaciones de reciclaje y alternativas al plástico.

Algunos críticos han dicho que la iniciativa de The Oceans Cleanup amenaza con socavar estos esfuerzos porque los consumidores pueden decidir que no hay necesidad de cambiar su comportamiento de consumo si es posible retirar el plástico de los mares.

Otros plantearon temores de que el sistema pudiera dañar la vida marina. El equipo ha dicho que Wilson se mueve muy lentamente para que las criaturas tengan tiempo de nadar, y que la pantalla colgante permite que la corriente fluya por debajo del sistema y se lleve consigo a los organismos vivos.

En su última actualización, el equipo dijo que no se habían observado interacciones con la vida marina.

El sistema, desplegado en San Francisco a principios de septiembre, se sometió a una serie de pruebas en mar abierto antes de ser remolcado a la zona de la isla de basura, una gigantesca mancha de residuos dos veces más grande que Francia y que se encuentra a 1.200 millas náuticas en la costa entre Hawái y la costa oeste de Estados Unidos.

Desde su instalación, el comportamiento del sistema ha sido monitoreado por un barco de soporte, GPS y drones. También está equipado con luces solares, sistemas anticolisión, cámaras, sensores y antenas satelitales que le permiten transmitir datos.

Wilson tiene partidarios fervientes así como ardientes detractores. Antes de que comenzara la misión, The Ocean Cleanup le pidió a la firma de consultoría ambiental marina CSA Ocean Sciences Inc. que evaluara su proyecto.

En su evaluación, CSA dijo que había un riesgo significativo de daño si el sistema se desvía, pero que el beneficio potencial supera el riesgo. Sin embargo, otros quedaron poco convencidos.

En junio, el biólogo marino David Shiffman buscó la opinión de 15 expertos en plásticos oceánicos y descubrió que ninguno apoyó el proyecto sin reservas. Temen que la vida silvestre sea dañada y también que el proyecto multimillonario desvíe la atención y los recursos de otras formas de lidiar con nuestra adicción al plástico.

El equipo de The Ocean Cleanup argumenta que, si bien deben buscarse otras soluciones, también debe retirarse el plástico que ya se encuentra en el océano. A pesar del revés inicial, todavía creen que tendrán éxito.

«El Sistema 001 es un sistema beta y esperábamos lo inesperado», dijo el equipo. “Un sistema de la vida real siempre es diferente de un modelo o una simulación, por lo que anticipábamos oportunidades de aprendizaje como éstas. Estamos seguros de que aprenderemos mucho de las modificaciones que planeamos», indicaron.

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