Ya es reconocido en el mundo: el sistema público de bicicletas compartidas de la ciudad de Hangzhou, China, es el ejemplo para seguir en el funcionamiento de esta estrategia de transporte, que además de servir a la movilidad, aporta a la descontaminación y a la salud de las personas. Es un monstruo.
Según los registros más actuales, Hangzhou cuenta con un total de 60.600 bicicletas funcionando y 2.480 estaciones o centros de acopio.
Estos están a distancias de hasta cien metros o cada tres cuadras, especialmente en la zona céntrica y sirven tanto a los pobladores de esta urbe gigantesca de 15 millones de habitantes, como a los turistas, que encuentran una forma fácil de movilizarse.
Hay rutas exclusivas para las bicis, a lo largo de las cuales los usuarios van encontrando las estaciones para dejarlas a medida que vayan llegando a sus destinos. Todas son automáticas y se liberan con tarjetas personales.