En muchos sentidos la pandemia exigió una transformación para la humanidad. Algunos tomaron la oportunidad para recordar lo importante, otros para repensar el camino y algunos más para reconectar con la naturaleza. Por ejemplo, Barcelona, París y Lisboa transformó sus calles para ofrecer un panorama más accesible a las bicicletas y más limpio.
Al volver a las calles los ciudadanos de estas capitales descubrieron la metamorfosis. Barcelona, siendo la segunda ciudad más grande de España, se convirtió en el centro metropolitano más amigable con las bicicletas. Aunque la pandemia es un desafortunado suceso mundial, también se presentó como una oportunidad de cambiar las cosas. Aquí debe surgir nuestro mayor sentido de responsabilidad y conciencia ambiental porque de esos elementos depende la salud y equilibrio de la humanidad.
Después de que las autoridades de Barcelona se dieran cuenta que solucionar la contaminación del aire era demasiado difícil con tantos automóviles en la carretera, reconsideraron el futuro de las bicicletas. El jefe de servicios de movilidad en Barcelona, Adria Gomila, lideró el cambio en la ciudad y los resultados fueron magníficos.
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Rediseñando la vida con bicicletas
En 2003 un marco legal proporcionó los medios para el establecimiento de más carriles para bicicletas, objetivos que se actualizan cada seis años. La ciudad planeó la ubicación de carriles y abrió el paso a una nueva calidad de transporte. Distintas ciudades en todo el mundo integran infraestructura para bicicletas bajo el reconocimiento de que las cosas deben hacerse distintas para observar un verdadero cambio. Hasta ahora Bolonia agregó 94 km, Lisboa 77 km y Paris 69 km.
La codirectora ejecutiva de la Federación Europea de Ciclistas en Bruselas, Jill Warren, aseguró que “hay diferentes cosas que se pueden hacer, tales como reutilizar carreteras para ciclistas, reducir los límites de velocidad, crear calles sin automóviles, dar incentivos para comprar o reparar bicicletas, etcétera.”
La verdadera inversión que se requiere para impulsar las ciudades aptas para bicicletas incluye planeación, reconfiguración e impulso para hacerlo. La aceptación del uso de esta dependerá de qué tanto transformemos las ciudades para hacerlas inevitablemente necesarias.
Tal como se ajustaron las ciudades para el paso de los automóviles, ahora deberán ajustarse a este transporte de dos ruedas. Los cambios radicales toman tiempo, pero no más allá de varios meses si es que aprovechamos la oportunidad. Pensemos la vida entorno a ellas y disfrutemos de los beneficios.
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