¿Qué pasaría si de repente los seres humanos desaparecieran de la faz de la Tierra y se quedase todo como está?, ¿qué pasaría con los animales? Y ¿las platas? Todos alguna vez nos hemos planteado esta hipótesis ficticia alguna vez en nuestra vida, del mismo modo que durante años lo ha hecho la comunidad científica. Precisamente, gracias a la curiosidad de algunos expertos científicos, ingenieros estructurales y demás profesionales, que han ido un paso más allá, existen una serie de teorías que especulan lo que podría pasar si la humanidad desapareciera.
Así pues, según estas teorías, las primeras semanas serían caóticas. En cuestión de horas, las centrales nucleares se quedarían sin combustible y se apagarían, dejando sin electricidad el mundo. Los animales de granja como las vacas, los cerdos y las gallinas saldrían de sus recintos buscando comida. Sin ningún ser humano que se encargue de alimentarlos, muchos morirían por el camino y otros tanto servirían de alimento de una superpoblación de perros y gatos. Por otro lado, animales acostumbrados a ganarse la vida por ellos mismos como gatos monteses o lobos, probablemente, desplazarían a un segundo plano a estos perros y gatos hambrientos. Otros animales que dependen de los desechos del hombre para subsistir, como las ratas o las cucarachas sufrirían una drástica disminución en su población. Algunos como los piojos se extinguirían. En las ciudades, los ríos se abrirían paso por las callejuelas y bulevares. El sistema subterráneo de metro también se acabaría inundando de agua. Las plantas y la vegetación treparían por las paredes de los edificios apoderándose de todo. Pero, antes de que todo esto ocurra, las ciudades serían devoradas por el fuego, principalmente las casas de madera, que necesitarían de un solo rayo para encenderse y propagarse en ausencia de bomberos que lo extinguieran. En el campo, si el fuego no hace mella, las termitas terminarían por carcomer la madera de muchas viviendas. Después de 100 años, las casas de madera han desaparecido y las estructuras de acero o metal como los edificios, coches o puentes aparecerían oxidados. Con más de 100 años de que el ser humano desapareciera, los animales que estaban casi extintos antes de irnos, habrían recuperado su población a los niveles que estaban antes de que evolucionáramos. Pero su distribución se repartiría por zonas donde antes no estaban, encontrando, por ejemplo, camellos en Australia o leones en Norte América, lugares donde antes habían zoológicos y presumiendo que lograron que la especie se perpetrara. En cuanto a la basura, la descomposición orgánica seguiría su curso normal, sin embargo, algunos plásticos terminarían en el mar y se acumularían en forma de sedimentos. Si algo sobrevive, por supuesto, depende de las condiciones meteorológicas, siendo el desierto la clave, al ser un lugar con poca humedad que no acelera el proceso de oxidación.
Fuente: http://www.ecoticias.com/sostenibilidad/99763/evolucionaria-Tierra-seres-humanos
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