Los migrantes cruzan el río Chucunaque en la selva del Darién.

© OIM/Gema Cortés

Los migrantes cruzan el río Chucunaque en la selva del Darién.

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Migrantes y refugiados

Más de 500.000 migrantes han cruzado la selva  del Darién este año, la cifra anual más alta registrada hasta la fecha. Esas personas arriesgan la vida frente a los elementos naturales y, además, son presa de los traficantes que lucran aprovechando la necesidad de la gente de buscar una vida mejor en países diferentes al propio.

Aura, una abuela colombiana, acaba de cruzar una de las rutas más peligrosas de América: el Tapón del Darién. El Tapón es una densa selva tropical que cubre más de 575.000 hectáreas y une a Panamá y Colombia.

«Es un camino muy peligroso. Muchos no lo consiguieron, familias enteras murieron por el camino» lamenta Aura.

Una oleada sin precedentes

Sólo en 2023, más de 500.000 migrantes han cruzado el Paso del Darién, la cifra anual más alta registrada hasta la fecha.

«El número de migrantes en 2023 no tiene precedentes; nunca antes se había visto aquí» afirma el comisario Reinel Serrano, del Servicio Nacional de Fronteras de Panamá, que coordina la vigilancia de las fronteras con Colombia y Costa Rica.

«La mayoría de los migrantes proceden de Venezuela, Ecuador y Haití, pero también de China», señala. «Hay personas de un centenar de nacionalidades diferentes procedentes de distintos continentes.

«La mayoría son hombres jóvenes que viajan solos, pero también hay familias enteras. Más de 110.000 migrantes son menores de edad«, añade Serrano.

«Somos guerreros persiguiendo nuestros sueños»

Aura salió de su ciudad natal con su hijo, su nuera y sus dos nietos con el objetivo de llegar a los Estados Unidos, donde cree que pueden tener una vida mejor.

«Tardamos siete días en cruzar la selva. Pensé que no lo conseguiría», dice Aura con lágrimas en los ojos.

«Me caí cuando bajábamos una montaña con una cuerda», explica. «Tenía fiebre; tenía el pie muy hinchado y negro. Mi hijo tuvo que cargarme durante tres días e incluso tuve que gatear, pero lo conseguimos».

«Somos guerreros persiguiendo nuestros sueños», dice Aura con orgullo.

Hay bolsas de plástico azules esparcidas por la selva, que ayudan a guiar a los migrantes por el camino correcto. Pero también se pueden encontrar bolsas de plástico rojas esparcidas entre la vegetación, que indican el camino equivocado y el peligro.

Algunos migrantes creen que las bolsas han sido colocadas por otros migrantes para advertirles; otros creen que se trata de un servicio de los traficantes.

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¿Quiénes son los traficantes de migrantes?

Los traficantes de migrantes son personas que se aprovechan de los migrantes, explotando su desesperación por pasar al otro lado a cambio de una tarifa. 

«Los traficantes utilizan las redes sociales para promocionar y atraer a los migrantes y conseguir que entren en la jungla como algo atractivo, rápido y seguro», dice el comisario Serrano.

«Les mienten diciéndoles que en un día estarán al otro lado, cuando en realidad tardan entre tres y quince días«, añade.

Los contrabandistas cobran entre 180 y 330 dólares por persona para dejarles entrar en la selva.

«Les ponen un brazalete y les dicen que si no pagan su vida corre peligro», explica Serrano.

Un precio muy alto

Durante su viaje, los migrantes suelen sufrir violaciones, secuestros y otros tipos de violencia y abusos, a veces incluso la muerte, a manos de los traficantes. Sin embargo, a pesar de la atención y la acción, las actividades de tráfico ilícito continúan en todo el mundo. Los que están detrás de este negocio altamente rentable, cuyo valor se estima entre 5000 y 7000 millones de dólares, aprovechan la oportunidad creada por la necesidad o el deseo de la gente de escapar no sólo de la pobreza y la falta de empleo, sino también de desastres naturales, conflictos o persecuciones.

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) lucha contra el tráfico ilícito de migrantes, definido como un delito global y generalizado que implica el asesoramiento para la entrada irregular en un país del que el migrante no es nacional o residente. Esto a cambio de beneficios monetarios o materiales.

Gracias a los servicios que presta la UNODC, las autoridades están mejor equipadas para prevenir el contrabando de migrantes, enjuiciar a sus autores y ayudar a los migrantes. Nuestros expertos apoyan las investigaciones transnacionales de las redes de tráfico ilícito y la localización e incautación de las ganancias de este delito.

No es una ruta migratoria, es una selva peligrosa

Darién es un parque nacional y Patrimonio de la Humanidad protegido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Contiene una excepcional variedad de hábitats: playas arenosas, costas rocosas, manglares pantanos y bosques tropicales de tierras bajas y altas con una extensa vida silvestre. El parque también es hogar de dos tribus indígenas.

Sin embargo, la diversidad biológica del parque, su tamaño y su lejanía hacen que sea muy difícil atravesarlo a pie.

«Los migrantes tienen que cruzar todos estos peligros naturales arriesgando sus vidas», dice el comisario Serrano.

Aura da fe del peligro que se corre en el parque. «Nos enfrentamos a altas temperaturas, animales salvajes y mucha agua en el río«, dice. «Yo no volvería a hacerlo».

«Ahora, viajaremos en autobús a Costa Rica para continuar nuestro viaje, encontrar un trabajo decente y dar a nuestros hijos un futuro mejor», concluye Aura.

La UNODC trabaja para combatir el tráfico ilícito de migrantes y proteger la vida y los derechos de los migrantes en las rutas que conducen a América del Norte y atraviesan varios países de Asia Meridional, Oriente Medio, África y América Latina y el Caribe en una iniciativa financiada por el gobierno de Canadá. 

news.un.org