Cristina Papaleo
Los embalses que alimentan con agua dulce al Canal de Panamá están secándose por la falta de lluvias, y el tránsito de buques internacionales se ralentiza. ¿Qué medidas se tomarán, y qué le espera al canal en 2024?
La sequía fue protagonista mundial en 2023, año en el que se midieron las temperaturas más altas jamás registradas, debido al cambio climático. En el Canal de Panamá, el agua de los embalses se evapora por el calor intenso. El fenómeno de El Niño, que llega a varios países con una mayor cantidad de precipitaciones, no tuvo allí ese efecto: las lluvias en Panamá no fueron suficientes. Este año llovió un 41 por ciento menos que lo habitual, y el país se enfrenta ahora a la temporada seca de verano.
El déficit de agua en los embalses artificiales de los lagos Gatún y Alhajuela, que proveen de agua dulce a las esclusas del canal, es de tres hectómetros cúbicos por día, según la Autoridad del Canal de Panamá (ACP).
«La situación en el Canal de Panamá es difícil debido a la falta de precipitaciones, pero esa no es la única razón», dice Jorge Luis Quijano, exadministrador del Canal, en entrevista con DW. «Otro motivo es el aumento del tránsito en el canal, por lo cual se hicieron ajustes, a fin de asegurar que haya suficiente agua dulce para las potabilizadoras, ya que el sistema de lagos abastece de agua al 60 por ciento de la población del país», añade.
Desde la última ampliación del embalse, en 1935, la población de Panamá se ha multiplicado por diez, explica el experto. A eso se suma el aumento del tonelaje de los cargueros. «El consumo industrial está compitiendo con el consumo humano de agua, porque la prioridad siempre es el ser humano», dice Quijano, hoy consultor privado en el sector marítimo y logístico.
Según José Cervantes, gerente general de la Oficina Panamá de la agencia naviera Agunsa S. A.,»esta ha sido la peor sequía en los últimos 80 años. El caudal de los lagos que alimentan el Canal de Panamá se redujo bastante, y eso ha reducido, a su vez, la capacidad de tránsito de buques, principalmente, de gran calado, provocando caos». Una de las medidas tomadas por la ACP fue limitar el calado a 44 pies (13,41 metros) en las esclusas NeoPanamax, para grandes buques. En la esclusa Panamax no hay restricciones.
«Cuello de botella» en el canal
Cervantes explica a DW que «se ha formado un cuello de botella impresionante. Hubo hasta más de 200 barcos esperando en fila para cruzar el canal”. Y Quijano confirma que «a fecha de hoy (19.12.2023) hay 60 buques en espera».
«Por lo general, diariamente cruzan el canal entre 40 y 50 barcos, pero ese número se ha tenido que reducir a unos 24 barcos, lo que regirá a partir de febrero de 2024», indica Cervantes.
Los lagos Gatún y Alhajuela también son fuente de energía eléctrica. «Es importante que los seres humanos cuidemos el agua como recurso», dice el gerente de la oficina panameña de la agencia naviera Agunsa S. A. «Los lagos suministran agua al canal, pero también abastecen de agua potable a la población. Eso significa que estamos ante un doble problema, dado que si la gente no cuenta con agua, eso puede llegar a ser catastrófico», insiste.
En opinión Quijano, el exadministrador del Canal, sin embargo, «en Panamá hay un alto uso de agua, pero no nos vamos a quedar sin ella, porque el Canal ya hizo los ajustes necesarios», y porque se sigue obsevando atentamente el desarrollo hídrico y climático.
Dificultades para el comercio mundial
Pero a ambos expertos les preocupan los efectos en el comercio mundial. «Se observa un cierre del comercio internacional similar al de la pandemia, aunque no en los mismos niveles”, con afectación de las cadenas de suministro, dice el experto de Agunsa. Hay sobreproducción en algunos países, y en otros, falta de insumos, señala Cervantes, advirtiendo que «ese problema va a seguir afectando al comercio».
Por el Canal de Panamá circula el 3,5 por ciento del comercio mundial, y esa vía permite transacciones entre Asia, Europa y la costa Este de Estados Unidos. Por eso, las empresas están buscando alternativas. El Canal de Suez era una de ellas, pero debido a los ataques por parte de grupos hutíes, se vuelve infranqueable para muchas compañías.
«Los que no cruzan por el Canal de Suez han optado incluso por cruzar el Cabo de Hornos. Tardan 28 días en lugar de 11», sostiene Quijano. Hay navieras chinas que viajan por el Cabo de Buena Esperanza de regreso a Asia. Así las cosas, los buques que no quieren esperar en el canal pueden también optar por una ‘subasta’, es decir, pagar para no hacer la fila. «Algunos han llegado a pagar hasta cuatro millones de dólares para saltarse la cola», asegura.
A juicio del exadministrador del Canal de Panamá, «sin duda se produce un impacto en los costos». Pero estima que eso no se traduciría en un aumento significativo en los precios al consumidor final.
Perspectivas desalentadoras
El Canal de Panamá genera uno de los mayores ingresos de la economía panameña: la industria marítima, que incluye las actividades del canal, aporta más de un 30 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Y el canal por sí mismo aportó un 6 por ciento del PIB en 2022. «Si desaparecieran esos ingresos por la falta de agua en el canal, Panamá podría estar en serios problemas», alerta Cervantes.
Quijano también hace hincapié en que, debido al bajo nivel de agua del lago más grande, el Gatún (con 2,5 metros menos), y a la llegada del verano en Panamá, «al utilizarse esos niveles de agua para compensar la escasez de lluvias, la situación se volverá complicada».
Según Cervantes, en Panamá se están evaluando planes de acción a mediano y largo plazo. Pero, para 2024, «las perspectivas no son muy buenas». El actual administrador del Canal de Panamá, Ricaurte Vásquez, anunció en conferencia de prensa, el 12 de septiembre, que se está estudiando la construcción de un nuevo embalse en un río. Pero esas medidas «no se concretarían en menos de cinco años», aclara el gerente general de la Oficina Panamá de Agunsa, una empresa chilena con base en 21 países.
Aunque Panamá cuenta con un ‘canal seco’ -una autopista y una vía ferroviaria paralelas al canal-, este tiene sus limitaciones. «No presenta una solución para todo aquello que no se puede mover por el canal. Mucha de la carga no contenedorizada -como los barcos gaseros, tanqueros, y cualquier otro tipo de carga a granel- o, por ejemplo, un transporte de 10.000 toneladas de harina de soja, difícilmente puedan circular en tren o por carretera», explica.
Por otra parte, experimentos como inyectar químicos en las nubes para producir lluvia no tendrían resultados relevantes en cuanto a la cantidad de agua, indica Cervantes.
Por su lado, Jorge Luis Quijano sí apuesta por un mayor uso del canal seco, a fin de complementar el tránsito por el Canal de Panamá. Pero prevé que, para marzo de 2024, el Canal podría reducir aún más el calado. Y augura repercusiones adicionales.
«La escasez de agua no solo afecta los ingresos económicos por el tránsito en el canal», precisa y explica: «Al reducirse la cantidad de buques que recalan en nuestros puertos, que es de cerca de un 70 por ciento, eso se traduce en una disminución de la venta de combustible y del turismo de las tripulaciones, y tiene un efecto dominó sobre la economía del sector logístico panameño».
dw.com