An aerial picture shows a palm orchard degraded by salt and pollution on a bank of the Shatt al-Arab waterway, formed at the confluence of the Euphrates and Tigris rivers, in the southern Iraqi port city of Basra on March 21, 2022. Basra sits on the Shatt Al-Arab waterway formed by the confluence of the Tigris and Euphrates rivers which flow into the Gulf. Today, the salt water from the sea has taken over and now reaches 300 kilometres upriver. Waste water produced by Iraq, a country of 38 million people, is also poisoning the Tigris and Euphrates. (Photo by Hussein FALEH / AFP)

A mediados de este año el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advirtió que la guerra en Gaza ha acelerado la contaminación del aire, el agua y el suelo, y además ha generado daños irreversibles en los ecosistemas de la región. Sin embargo estas consecuencias del conflicto bélico también se extienden a otras regiones del Medio Oriente que atraviesan por situaciones similares.

16 de diciembre de 2024

Recuperar los ecosistemas en Medio Oriente tomaría de 20 a 30 años. En la imagen la vía fluvial de Shatt al-Arab en Irak. Foto: HUSSEIN FALEH/AFP.Recuperar los ecosistemas en Medio Oriente tomaría de 20 a 30 años. En la imagen la vía fluvial de Shatt al-Arab en Irak. Foto: HUSSEIN FALEH/AFP.

En el programa Análisis UNAL, de Radio UNAL, el profesor Jorge Araneda, doctor en Relaciones Internacionales en Medio Oriente de la Universidad a Ankara (Turquía), expuso los efectos que ha tenido el conflicto en esta región, en países como Siria o Líbano, que también se han visto envueltos en enfrentamientos militares y terroristas.

“La situación de conflicto ha generado mayor presión sobre los recursos como el agua potable o los alimentos, que cada vez son más escasos. Además, esta región se está calentando un 20% más rápido que el resto del planeta a causa del aumento de la temperatura”, señaló el experto.

La devastación generada por la guerra ha llevado a crisis alimentarias en varios países. En Siria, por ejemplo, el 60% de la infraestructura de regadío fue destruida, lo mismo que las granjas del sur de Líbano, lo que ha producido escasez de alimentos para atender a la población.

La contaminación del agua y la falta de saneamiento básico han aumentado la propagación de enfermedades causadas por plagas, por lo que los hospitales han tenido que atender cada vez a más personas, además de las víctimas del conflicto.

Los países se han visto obligados a mitigar los efectos más urgentes, pero la inestabilidad no les ha permitido consolidar políticas de adaptabilidad de largo plazo. Luego del conflicto, a la fecha, recuperar el ambiente le tomaría a la región al menos el tiempo de una generación completa, es decir alrededor de 30 años.

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